Permitanme saludarles afectuosamente y a nombre de Marlene y mío, agradecer de manera profunda todas las muestras de cariño que hemos recibido, tras la inesperada partida de su padre, mi querido suegro, Don Carlos Cabezas Valenzuela (Q.E.P.D.). Gracias al apoyo de tantos amigos del Club y las socias del Comité de Damas en estas horas tan difíciles, hemos sobrellevado de mejor manera este experiencia triste. Una vez más, hemos comprobado que la amistad de Rotary es capaz de hacer llevadero hasta el más angustiante de los momentos.
Un fuerte abrazo a todos y cada uno de ustedes.
Russel.-
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